El triunfo de este vino, si se me permite el uso de dicho sustantivo, se debió más a las viandas que a sus propias virtudes. Me explico.
Creo que el caldo riojano conocido como COMPORTILLO pierde facultades si se trasquila solitario y sin vianda que llevarse al estómago.
Si a ello sumamos su escasa fuerza pues poco más que añadir.
De todos modos, y siendo justos, creo que ha sido el vino que con más rapidez ha sido engullido. También el de mejor cata popular. Y es que no solo fue Don Manolo el que se aferró, como de costumbre, a la botella. Todos acabamos con cara de cartón.
Y dado que los recuerdos son borrosos, yo solo le doy dos corchos bien hermosos.
Ay la fama que dura es.
1 comentario:
Yo, es que soy más radical. Como Lerroux
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