El año pasado ya tuvimos la dicha de disfrutar de 2 viajes en los Caminos de Arte y organizados por la Diputación de Palencia donde todo aquel que acude puede visitar, conocer y probar los diferentes caldos que se elaboran dentro de la provincia palentina, a la vez que se puede conocer y disfrutar del arte presente en muchos de tan bodegueros pueblos.
En este 2009 parecía que nos quedaríamos con las ganas de repetir la experiencia, pero a última hora encontramos un hueco.
La ruta se centraría, en el Cerrato profundo o de interior. Empezamos visitando Tariego de Cerrato y su iglesia de alabastro. Lo más interesante las antiguas bodegas-vivenda situadas en la cuesta yesíferas del páramo, todo ello en un pueblo donde se aprecia una tradición bodeguera de fin de semana. Al parecer son famosos sus mesones. En la foto detalle de las añejas bodegas junto con la simpática guía de la Junta que de forma precisa y amena nos fue detallando todo aquello que visitábamos.
Acto seguido nos acercamos a uno de los pueblos destacados en la ruta: Cevico de la Torre. Aquí veneran mucho a un tal Pedro Monedero, mecenas del municipio, y de un tiempo a esta parte también tienen en buena estima a la Consejería de Fomento y más en concreto su titular actual (amigo Silván), después del millonario arreglo del templo y de su magnífico órgano. Bien que lo recalcó la concejala de cultura del pueblo; como también nos recomendaron presenciar la traida de la Virgen del Monte, patrona del pueblo, hasta la iglesia principal. Sobre todo el tramo de subida de estas escaleras.
Después del espectáculo y tras un rápido recorrido por el pueblo, tocaba volver a subir al bus para dirigirnos hacia el medieval núcleo de Castrillo de Onielo (o de Doña Elo), con sus restos de la sinagoga, cristos del chino, su iglesia con detalles mudéjares,... y donde dimos comienzo a la primera cata del día.
En la sala principal del Ayuntamiento, ya que la bodega tradicional estaba un tanto embarrada, se dispusieron una serie de mesas con los caldos y las viandas para la primera cata. En esta ocasión un par de tintos (roble y crianza) de la bodega torquemadeña Ladrero denominados como Señorío de Valdesneros. Es en este instante en donde conocimos a Sagrario 'la enóloga' quien nos explicaría, con mucho rigor y bastante detalladamente, tanto las particularidades de las bodegas palentinas como el proceso de realización de una cata. Por allí había un teniente alcalde y también la representante de la diputación provincial quienes aprovecharon el momento para lanzar proclamas incendiarias contra las D.O. "ricas". Ya saben.
Dos instantes de la cata:
El vino, con carácter y fuerza, es un caldo bastante correcto para acompañar carnes rojas y alguna buena comida de puchero. Para este invierno puede ser un buen acompañante de las cenas familiares. El pan que acompañaba al vino era muy rico. Nos dijeron que lo hacían en Torquemada.
Nos metimos entre pecho y espalda toda la bandeja de embutido y aún así salimos algo torzos.
Ale, de camino y andando hasta la ermita de la Paz, que el Autobus sino se llena de barro. El templillo, con una zona habilitada para tomar la merienda, ha sido restaurada casi en su totalidad por los vecinos del pueblo, algunos aportando euros y otros trabajo manual. Están muy orgullosas de ella.
Ya se iba acercando la hora de mover el bigote... así que nos vamos hasta Baltanás.
El lugar: La Posada del Cerrato; la comida: excelente. No pude sacar fotos de los 3 platos 3 que nos colocaron, pero deciros que pudimos degustar las siguientes exquisiteces: como entrante las ricas anchoas de Baltanás con Salmón ahumado, Bacalao al estilo del Cerrato (que rico y cuanta cantidad) fue el siguiente plato y de segundo Presa de cerdo ibérico con queso de cerrato... ahaaa.... el postre, tarta de queso con caramelo. Todo servido con generosidad y regado por el vino de la bodega que visitaríamos por la tarde.
Para hacer la digestión... pues que mejor que la visita de rigor al templo principal del pueblo, el penúltimo de la tarde, atravesando la calle en honor de tío Lucas. A destacar, entre los símbolos de cantería, varios detalles y símbolos judios.
Andábamos ya un poco fuera de tiempo por lo que nos dispusimos a tomar rumbo hasta Castrillo de Don Juan. Antes hacemos una parada express en Cevico Navero para dar un rápido paseo por las calles del pueblo y poder ver su iglesia, a la vez que su chopo centenario.
A destacar los antiguos y remozados lavaderos con sus murales naïf.
Ya está cayendo la tarde cuando llegamos hasta Castrillo de Don Juan. Allí tendríamos la oportunidad de acercarnos hasta los viñedos del señor Venancio, donde algunos se pusieron 'tintos', con unas entretenidas y agradables explicaciones del proceso de maduración de la uva.
Acto seguido y tras atravesar la Esgueva y de que Venancio relatase el problema de la carta que no se respondió al consejo regulador de la Ribera del Duero, y no se que de la mujer de Valín, y muchos cotilleos más... pues nos disponemos a entrar en la bodega camuflada.
Último ágape y cata del vino Lagar Corro del Palacio de la Bodega Aragón Benito (algo más alcohólico y turbio que el tinto de la mañana), con el personal ya algo cansado y donde el bodegogo que esto relata ya iba con la mirada y el gesto bastante turbio.
hic! digo... fín.
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