MONSALVEZ por Don Corralo

Aliste en el estómago

Ha pasado una semana desde que realizamos la primera y puede que única cata de la marca Monsalvez.
En mi caso, persuadido -y muy bien engañado- mi grácil paladar, jornadas antes, por la calidad del recomendable caldo ribereño Malleolus , estaba con franca y loable predisposición de valorar al Monsalvez como un hijo pródigo más del río Duero. El encuentro del mismo, en los supermercados del Consum, con un precio tan poco habitual para esa denominación, demasiado ultraclasista y amiga del mecenazgo , supuso , creí yo, un hallazgo u ofertón de los que hacen época. Creo que es de recibo avisar a nuestros lectores, en este momento, que una de las reglas (pocas) que tiene este humilde blog es la de nombrar vinos que no superen una cierta barrera monetaria. Vinos de más de 1000 ptas. no encontrarán aquí cabida, a no ser que estos sean ofrecidos en regalo o en comisión de servicios. Somos de la opinión que un vino no es bueno porque sí, si su precio de venta al público es elevado. La regla de tres no se suele cumplir en este tema. ¿Sobrevaloración, moda,...?.

el descorche, sencillo y de una pieza

Pero volviendo al tema, y visto que partía de inicio con una buena predisposición, decir que en el primer sorbo se apagarón muchas de las esperanzas depositadas. El Monsalvez, joven él, atufaba a alcoholes por todos los lados. Sin dejar tinta manchada en copa, los aromas de la carne alisteña, no estaban siendo bien envueltos por el protagonista de hoy. Nuestros comensales sólo probaron un vaso, teniendo que hacer supremo esfuerzo por vaciar los 75 cl. de la botella los precursores de este cirrótico blog. Raspón en el esófago, por lo menos el veneno ribereño no dejó cabezón al personal sobrellevando la resaca con buen cuerpo en general. Este último dato salva al vino del suspenso gordo, dejando la nota en 2 corchetes como 2 soletes. Y porque somos generosos.